FATIGA
LABORAL
Y ESTRÉS
LABORAL
Miguel Suárez Sandoval
La FATIGA LABORAL, como el
ESTRÉS LABORAL, son males que aparecieron en el Derecho del Trabajo o Laboral y
en la Medicina Ocupacional, en el siglo XX con la aplicación de los medios
mecánicos de la gran producción. Según resultados a los que llegan los
científicos y estudiosos del tema, la fatiga es conocida desde los tiempos de Moisés y dio origen al descanso,
aunque de ella se tenía otro concepto.
El maquinismo, generalmente, fragmenta el trabajo. Al trabajador
calificado lo convierte en no calificado y le hace penoso su trabajo, le
arrebata su iniciativa y la responsabilidad individual. Ha hecho que el salario
no sea equitativo; es decir, no suficiente para vivir.
Con la máquina aparece la búsqueda del gran
rendimiento y afán de hacer trabajar sin límites, con jornadas largas e
intensas (inhumanas) sin tener en cuenta (en aquellas épocas tal vez por ignorancia)
que la mayor producción no está en relación directamente proporcional a la
longitud de la jornada.
Antaño, los que proyectaban las jornadas de
trabajo, no tenían en cuenta las ventajas de su acortamiento, las pausas, los
descansos, las vacaciones, etc. No consideraron que el trabajo era algo natural
y placentero mientras obedece a un ritmo lógico o normal, acompasado con el
silbo, el canto, la música apropiada según la actividad, y que si se entra en
competencia con la máquina y la monotonía, consecuentemente se tropieza con la
FATIGA, que tiene gran fuerza para vencer al trabajador.
La única manera de vencer a la fatiga es no empleando al
trabajador para los efectos de la producción como si fuera otra máquina más.
La fatiga laboral –consecuencia del trabajo– generalmente es
muscular; pero no se puede localizar en un solo músculo.
Nos dice Juan Kaplan que las causas principales, ante todo son el
esfuerzo excesivo, la duración prolongada de la jornada y el insuficiente
reposo o descanso. (La Empresa y la Salud
de los Trabajadores. Págs. 53, 54 y 65).
La fatiga no solo es laxitud o relajamiento y disminución del
rendimiento, sino excitación psicosomática, que produce insomnio, pesadillas,
angustia, trastornos del humor y del carácter. Al final un adelgazamiento
y en las trabajadoras (mano de obra
femenina), alteraciones genitales y el llamado síndrome “de la burra” o “de la
mula”.
La fatiga, como palabra, deriva del latín “fatigare” de fatum, que significa “con exceso” y agere “obrar”.
FATIGA LABORAL
DEFINICIÓN.- Comencemos preguntando ¿qué se entiende por fatiga?
La fatiga no es una enfermedad definida. Pero su aparición, bajo la forma de un
malestar, revela que se ha producido una alteración del estado psicofísico
debido a la reducción de la energía por el trabajo muscular.
La fatiga es un estado general del organismo que ha consumido por
el esfuerzo del trabajo muchas reservas de energía y cuando ha llegado a cierto
grado se produce el agotamiento que solamente se repone mediante un largo
reposo absoluto y una alimentación conveniente. Dicho de otro modo, es la
resultante de un esfuerzo desmesurado que puede ser físico o psíquico.
Igualmente se puede decir: es el resultado de un trabajo prolongado que excede
a la resistencia corporal física y
mental del trabajador, y consecuentemente se traduce en la merma de su
producción. (Alberto Merani: Diccionario
Psicológico).
La Real Academia de la Lengua Española la define como: “Molestia
ocasionada por un esfuerzo más o menos prolongado o por otras causas y que se
manifiesta en la respiración frecuente o
difícil”.
C. Simonín nos dice: “Es una debilitación momentánea reversible
mediante el reposo o descanso de la capacidad física y mental….”
Guillermo Cabanellas, en forma muy sencilla define a la fatiga,
diciendo que “… no es sino el cansancio, la agitación o el agotamiento debido a
un esfuerzo físico o psicológico que afecta al individuo, al trabajador, sobre
la actividad acostumbrada o sobre las fuerzas normales”. (Compendio de Derecho Laboral, T. I, párrafo 583).
Creemos que la importancia de lo dicho por el juslaboralista
mencionado está en que agrega: “…la fatiga penetra en el derecho laboral porque
ella es la que permite la adecuada medida de la máxima jornada, la que fatigue
pero no agote”.
Muchos estudiosos han ensayado sendas definiciones sobre la
fatiga; pero cada cual más complicada en su léxico científico acorde con su
experiencia. En nuestra condición de profanos en medicina, encontramos más
comprensible la que da Letre: “Es sensación dolorosa con dificultad para
actuar, motivada por un trabajo excesivo y prolongado”.
Por su parte, el profesor B. Metz comenta que esta definición da
prioridad al aspecto subjetivo del fenómeno que objetivamente se produce por
una disminución de actividades (C. Simonín: Medicina
del Trabajo, T II, pág. 96).
De sus estudios, los científicos concluyen que el hombre es parte
de la naturaleza, pero no marcha al
ritmo de esta, o no evoluciona vertiginosamente como evoluciona el mundo en que
vive, ya que el hombre sigue siendo más o menos el mismo desde hace siglos.
Los ruidos en las calles, por la concentración de gente y
máquinas, a lo que hay que agregar la contaminación, dando un ambiente que
incluso afecta hasta los lugares de reposo cotidiano, produciendo
intranquilidad que de todas maneras concluye en fatiga.
CAUSAS U
ORIGEN
Por las investigaciones efectuadas sobre el tema, se ha llegado a
determinar que la fatiga no es causa
sino efecto o consecuencia.
Estudiosos de las diversas ramas de la sabiduría, nacionalidad y
épocas, han desarrollado sendas teorías y han encontrado que la primera causa es el desequilibrio entre
la disminución de las energías del trabajador, por su condición de humano y el
requerimiento impuesto por la organización del trabajo a la mano de obra.
Otros autores creen que la principal causa de la fatiga es la
monotonía de la vida de las clases modestas.
Fue y es un lapsus creer y afirmar que la longitud de la jornada
de trabajo y la producción –en su calidad y cantidad– están en relación
directa. Un equívoco que ha costado mucho, sobre todo vidas. (Oficina 32 –
Karoshi).
A fines del siglo XX se llegó a determinar que la causa de la
fatiga es el simultáneo proceso: Por un lado, el trabajo consume las energías
musculares del organismo, y, por otro, se acumulan desechos de la combustión
producida en los tejidos, cual verdaderos escombros que son arrastrados por la
sangre de las venas. Al pasar los límites permitidos se produce el cansancio.
(Hugo L. Sylverter: Diccionario Jurídico
del Trabajo).
Bastante sabido es que el trabajo produce o es el origen de los
riesgos profesionales que le causa daños en su salud al trabajador, sobre todo al
que labora por cuenta ajena. Se comenta que el trabajo, mientras dura,
“…produce substancias nocivas, unas de las cuales serían el ácido láctico, el
ácido carbónico: estos, al acumularse, originan el fenómeno del cansancio… más
que venenosos son escorias o inmundicias producidas por los procesos químicos
de la vida que generalmente son quemados por el oxígeno de la sangre,
destruidos por el hígado o eliminados a través de los riñones. Y nos sentimos
cansados cuando estos detritus se acumulan en la sangre”. (Felice Battaglia: Filosofía del Trabajo, pág. 229).
Conocidísimo es que las jornadas largas producen fatiga y esta no
solo es dañina en el organismo del trabajador, sino que por el bajo rendimiento
del mismo, está contra la producción, por eso la fatiga resultante del trabajo
debe ser preocupación de la trilogía en la jornada de trabajo: 1) duración, 2)
rapidez, 3) condiciones de trabajo. Cada puesto de trabajo debe estar
catalogado bajo este triple aspecto.
Los estudiosos del tema comentan que la jornada larga es tan
impactante (sobre todo psicológicamente) que cuando un trabajador o un grupo de
trabajadores al empezar sus labores y si tienen noticias de que la jornada es
larga, inmediatamente pierden el buen ánimo.
Desde tiempos lejanos se ha comprobado, por estudios
multidisciplinarios, que la fatiga tiene bastante influencia sobre la
mortalidad. Y ahora se ha demostrado ante el mundo con la presencia del karoshi.
La fatiga predispone al organismo del trabajador a ser víctima de
enfermedades infecciosas con mayor facilidad y, en particular, según los
conocedores: “en el caso de la tuberculosis es donde se presenta mayor
ensañamiento”. (Alfredo Palacios: La
fatiga, págs. 287, 289, 294 – Mencionado
por José Montenegro Baca en su obra: Jornada
de Trabajo y Descansos Remunerados).
“La jornada de trabajo continua engendra fatiga, ya que
normalmente, hacia el mediodía, la actividad obrera desfallece; la fatiga se
hace sentir después de las cuatro (4) horas de trabajo. Una pausa de tres
cuartos (3/4) de hora por lo menos, dedicados a la comida es indispensable”,
nos lo dice C. Simonín (Medicina del
Trabajo: Prevención a la fatiga, T. II, pág. 361).
El excesivo trabajo, ya sea muscular o intelectual afecta al
cerebro, incluso cuando el trabajo es manual, porque las células cerebrales se
encuentran íntimamente asociadas a la actividad de la fibra muscular, aunque el
trabajo se realice automáticamente.
En el trabajador fatigado la reacción es lenta y se le producen
olvidos.
Las investigaciones han demostrado que la fatiga afecta al
trabajador no solo muscularmente, sino también a los pulmones, riñones y
corazón. Según los cardiólogos, el esfuerzo prolongado produce un
estrechamiento de los vasos sanguíneos que irrigan el cuerpo, lo que determina
mayor trabajo para el corazón que impulsa la sangre… se produce lo que los
cardiólogos llaman “hipertrofia cardiaca”.
CLASES DE
FATIGA
Existen varias clases de fatiga, la subjetiva, la objetiva, la
mental y la visual.
La fatiga subjetiva está
en función, entre otras muchas condiciones, a la actitud psicológica del trabajador
con respecto al rendimiento laboral exigido. Es decir, está en función al grado
de interés por el trabajo. (Max Weber: Sociología
del Trabajo Industrial, pág. 82).
La fatiga objetiva es
un elemento que limita sensiblemente el control de la energía, y, como una
consecuencia, el auto control orgánico del trabajo limitando la capacidad del
rendimiento.
La fatiga mental
aparece cuando la carga de trabajo es excesiva y se entiende como: “disminución
de la eficacia funcional, mental y física”, que comienza a manifestarse con la
presencia de errores.
La fatiga visual se
ocasiona cuando los lugares de trabajo y las vías de circulación no disponen de
suficiente iluminación, ya sea natural o artificial, adecuada y suficiente.
La iluminación deficiente ocasiona fatiga visual, perjudica el
sistema nervioso, contribuye a la deficiente calidad de trabajo y es causa de
una parte considerable de los accidentes del trabajo.
EL DESCANSO
Y LA FATIGA
En el idioma castellano la palabra “antónimo” se usa para expresar
ideas opuestas o contrarias. En el caso de la fatiga laboral, su antónimo es
“descanso”, y se le da un significado de: “quietud, reposo, pausa en el
trabajo…”. Es decir, el descanso es la compensación psicológica al trabajo
cotidiano.
La finalidad del descanso es eliminar los residuos de la fatiga
causada por el trabajo. Dicho de otro modo: Para recuperarse de la fatiga
diaria es necesario dormir (…) alrededor de siete (7) horas durante la noche,
de manera que puedan darse todas las fases del sueño y se facilite la recuperación física durante las primeras horas del
sueño, y la recuperación psíquica en
las horas siguientes.
Reiteramos: Lo que se busca es recuperar la capacidad laboral del
organismo y la atención de los trabajadores que, como se ha dicho, son disminuidas
por el trabajo.
Sueño.- Años ha en estas mismas publicaciones hemos explicado que:
“el sueño comprende dos (2) fases: la primera, un sueño lento y la segunda un
sueño rápido. Durante la primera fase se da un período inicial de un sueño
ligero; en el segundo período un sueño profundo, en el que las constantes fisiológicas
y el tono muscular disminuyen. Esta fase
del sueño permite la recuperación
física del organismo, que es lo que permite la recuperación psíquica.
Durante esta fase, que se repite unas cuatro (4) veces durante el sueño
nocturno, aumentan las constantes fisiológicas metabólicas y endocrinas….
Reafirmamos que para recuperarse de la fatiga diaria es necesario
dormir alrededor de siete (7) horas durante la noche, de manera que puedan darse
todas las fases del sueño y se facilite
la recuperación física durante las primeras horas y la recuperación psíquica durante las horas siguientes. (Ver: Ambiente del Trabajo o Laboral, Oficina 32).
DESCANSOS
Y PAUSAS
Descansar proviene de dos (2) palabras: des y cansar. Significa
aliviar a alguien en el trabajo; cesar en el trabajo, reparar las fuerzas con
la quietud.
El descanso es una necesidad fisiológica precisa para equilibrar
el organismo.
El descanso, en su concepto y necesidad, es bastante antiguo, que
se pierde en el tiempo, aunque no se le daba el mismo significado que tiene
ahora (2015). Ya en las épocas de Moisés existía una norma que decía que seis días
se trabajará, pero el séptimo habrá un descanso solemnísimo: “No haréis en él trabajo
alguno”. (La Biblia – Levítico, 23.3).
El descanso tiene su valoración en el campo económico, pues la
producción del trabajo no depende solo de la duración sino de la intensidad, y
esta disminuye a medida que se prolonga la duración del trabajo: hecho
comprobado en la fisiología. De esto surge económicamente la necesidad del
descanso. (A. F. Cesarino Jr.).
Para eliminar la fatiga, cuando no es crónica, bastan breves pausas
de algunos minutos entre las actividades que permiten la eliminación de los elementos
fatigantes mediante la irrigación del órgano concreto con sangre fresca, nos
dice Max Weber (Sociología del Trabajo
Industrial, pág. 81). En estos casos el sueño es insustituible como un
medio para la eliminación de la fatiga.
ESTRÉS LABORAL
El ESTRÉS puede surgir cuando un individuo está sometido a fuertes
demandas. Y se comenta que el organismo, ante el estrés, produce una respuesta
inmediata. El organismo se activa y vuelve a equilibrarse una vez superada la
situación.
Así como existen palabras antónimas –tal vez, en algunos casos–
para mejor comprensión también tenemos, con similar propósito, palabras sinónimas.
El Diccionario de Sinónimos y Antónimos Espasa, a la palabra
estrés le señala como sinónimo la de fatiga. Dicho de otra forma, a las
palabras estrés y fatiga las considera sinónimos. Y, siguiendo con el afán
investigador, encontramos que a la palabra estrés
(castellanizada) la considera derivada de la palabra inglesa stress.
En 1936 (aunque algunos afirman que fue en 1926), el Dr. Hans
Seyle –de la Universidad de Montreal– agregó a la terminología médica la
palabra “stress”. Según él, es un síndrome, no una enfermedad. Y lo define como
un conjunto de reacciones fisiológicas no específicas del organismo a
diferentes agentes nocivos ambientales de naturaleza física.
A propósito de lo dicho, los estudiosos afirman que actualmente es
frecuente en la población.
El estrés se hace presente, desde las últimas décadas del siglo
XX.
Según investigaciones, en Europa el 28% de los trabajadores
padecen de estrés, y el 20% son víctimas del síndrome de burnout.
Creemos con gran raciocinio que el estrés es “la reacción
fisiológica y psicológica del organismo a las demandas hechas por él”. Hans
Seyle dice que: “… en principio se trata de una respuesta normal del organismo
ante la situación de peligro…”. Y agrega que las causas son muchas.
ALGUNAS
DEFINICIONES
Y
DENOMINACIONES
Al estrés laboral, generalmente, lo definen como “una respuesta
fisiológica, psicológica y de comportamiento de un individuo que intenta
adaptarse y ajustarse a presiones internas y externas, produciéndose en él un
desajuste entre la persona, el puesto de trabajo y la propia organización”.
Al estímulo o situación que provoca la respuesta se le llama “estresor”
o “situación estresante”.
No hay una uniformidad conceptual. Y esto se refleja cuando se
trata de dar una definición.
Según María Fernanda Caballero Lozada, algunos como Martinetaly
(2003) y Gil-Monte (2010), dicen que “estrés es un término ambiguo” y su definición
ha sido revisada en varios estudios, indicando la falta de consenso sobre dicha
definición.
Para Julieth Mejía: “… al estrés se puede definir como un conjunto
de reacciones nocivas, tanto físicas como emocionales que concurren cuando las
exigencias del trabajo superan las capacidades, los recursos o las necesidades
del trabajador. Y agrega que: “… el
estrés puede conducir a la enfermedad psíquica y hasta física”.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) establece que el estrés laboral es “uno
de los diez problemas principales de la salud relacionados con el trabajo,
siendo un precursor de serias dificultades de salud mental, entre ellas el
suicidio” (María Fernanda Caballero Lozada).
Como lo decimos –y ahora recalcamos– el Centro Canadiense de Salud y Seguridad Ocupacional
define al estrés laboral como: “las respuestas dañinas de tipo físico y
emocional que pueden ocasionarse cuando hay un conflicto entre las exigencias
del empleo sobre el trabajador y el nivel de control que ese trabajador tiene
para manejarlas”.
Denominación.- Pedro R. Gil-Monte comenta que en el español existen unas 19
denominaciones diferentes, generando confusión entre los profesionales y
académicos de habla hispana, porque toman como referencia el contenido
semántico anglosajón burnout, que, a su vez, es cogido de estrés laboral. Pero
las diferentes denominaciones conducen a pensar que se trata de algo distinto.
Entre otras patologías afines o con nombres similares, tenemos:
aburrimiento, agotamiento, cansancio, disgusto, depresión, estrés, fatiga, surmenage (bastante usado en el Perú a
mediados del siglo XX), etc.
ESTRÉS
LABORAL: GÉNERO Y CAUSAS
Algunos estudiosos del tema, recalcamos, creen que el estrés laboral
es producido por la precipitación en las labores y la acumulación desordenada
de tareas, por las circunstancias políticas en que los trabajadores se ven
obligados a vivir. Y otros sostienen que “específicamente la causa más citada
productora del estrés es la falta de tiempo o las excesivas exigencias
laborales señalando entre ellas al miedo a las lesiones por accidentes del
trabajo, las deficiencias relacionadas interpersonales con los compañeros de
trabajo o superiores, la amenaza del
despido o pérdida del puesto de trabajo y la necesidad de aprender
informática.
Las nuevas tecnologías, como Internet y el correo electrónico, hacen
que los trabajadores estén conectados permanentemente a sus puestos de trabajo.
Los profesionales de la salud son los que más se quejan de excesivas labores
(50%). Además, a un tercio de ellos, el estrés laboral les causa el riesgo de
accidentes, lesiones o enfermedades ocupacionales (o profesionales); las
jornadas con muchas horas de trabajo y los turnos irregulares. Se calcula que
los profesionales de la salud ascienden en un 46% entre los que sufren
múltiples causas de estrés en actividad laboral.
Tanto la edad como el género pueden ser condicionantes del tipo de
estrés. Hay diferencias entre los jóvenes con los de edad mediana o con los por
jubilarse. Los jóvenes están habituados y han visto ordenadores (computadoras)
desde niños, no así los sexagenarios. Y su uso, en ellos, puede ser la causa de
su estrés laboral. Y en las mujeres, por sus actividades del hogar recargadas al
de su puesto de trabajo por cuenta ajena.
Nos dice Judi Light Hopson: “… un empleado (léase trabajador)
sobrepasado por el estrés puede explotar por una pequeñez. Y ahora (2008 –
2015), por razones de lo que llaman crisis económica mundial, el constante y
progresivo crecimiento del despido, tiene como conducta creciente niveles de
depresión psicológica y deteriora la salud mental”, nos comenta Jeremy Rifkin
(mencionado por Pablo Heller).
Las reacciones o causas del estrés laboral no en todos los casos son
iguales. Hay diferencias tanto por el género como por la edad. Y el problema
por tales o cuales circunstancias es un factor de riesgo, causante de
enfermedades como la hipertensión del corazón, úlceras, etc.
De igual manera la educación, la condición económica, el género y
el estado mental están relacionados con la salud. Pero no podemos afirmar de la
existencia de una regla fija.
Las mujeres tienen el porcentaje más bajo de muerte en el lapso de
adultez. Sin embargo, es notorio que están enfermas más a menudo que los varones.
Los estudiosos del tema atribuyen estas circunstancias a diversas causas,
principalmente al factor biológico. Y concluyen que la fortaleza de la mujer, a
cualquier edad, se debe a la protección
genética por la presencia de dos (2) cromosomas. Y, en el caso de las
mujeres mayores, a los efectos básicos de las hormonas femeninas.
La menstruación y su embarazo también hacen que las mujeres estén
conscientes de su cuerpo y su funcionamiento.
Las mujeres consultan con el médico durante el embarazo,
previamente en el lapso que están tratando de quedar embarazadas y para pruebas
de rutina, lo que detecta el cáncer de cérvico-urinario
y tienen más probabilidades de ser hospitalizadas que los hombres.
Como hemos comentado supra, al tratar sobre los trabajadores
docentes, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) afirma que “la
principal causa del estrés laboral es la falta de control del sujeto sobre su
propia situación y el mundo competitivo actual, con mayor presión de tiempo,
inestabilidad en el empleo, exigencias de calificación y crecientes requerimientos
en el trabajo, mencionado por Luz Marina Jauregnibery, Julio Chávez, Magdalena
García Salbrarini, Marisol Orlando y Anabele Ghilino: Condiciones de trabajo y
salud de los docentes. (miguelsuarezsandoval.blogspot.com).
Los conformantes del gremio de la docencia son víctimas del
estrés, la ausencia y la depresión. Y por tal motivo ocupan los primeros
puestos en la lista de enfermedades, causa de la baja laboral.
El estrés laboral en las mujeres trabajadoras produce
consecuencias en el desarrollo físico-social del niño.
Después de mucho tiempo que se ha querido negar los efectos que
produce el aborto, ahora se admite la existencia del síndrome post aborto, por el sinnúmero de trastornos que aparecen
en la mujer que fue intervenida y que no solo afectan a ella sino a todos aquellos
que participan, directa o indirectamente, comenzando por el marido, los hermanos
del nonato, los abuelos y, en algunos casos, el médico interviniente.
Entre los efectos o consecuencias del mobbing o acoso psicológico
está el estrés, nos lo dice Elena Aznar.
La legislación y jurisprudencia laboral comparadas, aunque no se encuentra por
doquier, considera al mobbing como una especie de estrés laboral; pero establece
que no ocurre por causas directamente relacionadas con el trabajo desempeñado,
sino que su origen en las relaciones interpersonales. Y se ha establecido como
una sentencia la imposibilidad que un trabajador estresado no puede o no debe
trabajar en equipo.
Las mujeres trabajadoras en los tres primeros meses de gestación no deberían trabajar para evitar
malformaciones en el feto. Por ejemplo, fisuras labiopalatinas, porque en ese
lapso la guagua se desarrolla y adquiere forma y estructura. Estas malformaciones
se producen por el estrés laboral materno.
Juan José López-Igor comenta que de los estudios hechos (en
Francia) se ha comprobado que “… ante las grandes crisis, los hombres
trabajadores sufren más que las mujeres, porque aquellos, en lugar de expresar
abiertamente sus sentimientos, como lo hacen aquellas para enfrentarse con el estrés
o la frustración usan mecanismos como la violencia o el alcohol” (J. J. López-Igor,
director del Instituto de Psiquiatría y Salud Mental del Hospital Clínico San
Carlos – Madrid, España).
Robert M. Post, profesor adjunto de psiquiatría de la Universidad
George Washington, opina que: “… la depresión es una patología que asociada al
estrés genera daños cerebrales en los pacientes que pueden derivar en la
aparición de demencias o enfermedades que afectan a la memoria, como el
alzheimer (ver: Depresión – Oficina 32).
Los profesionales de la salud y entre ellos las enfermeras, son
grandes generadores de estrés laboral, porque viven situaciones de excesiva intensidad
profesional; sobre todo los que están mucho tiempo en el quirófano.
El despido es un gran generador de estrés.
Los educadores son el gremio que, por el ejercicio de su profesión,
corren el riesgo de sufrir depresión. Por la carga de trabajo concluyen en un estrés
laboral. Y los que abandonan la docencia, generalmente, lo hacen por trastornos
mentales. Y algunos de los que permanecen leales a su profesión, concluyen en
una vejez prematura; razón o motivo por lo que la docencia está dejando de ser
una profesión atractiva, según Fernández J. A., sobre todo para los varones,
dado a su responsabilidad familiar y consecuentemente se está convirtiendo en
una profesión de género.
Como consecuencia de los cambios sociales que afectan
familiarmente a su economía y valores, a lo que habría que agregar los
conflictos internos con los alumnos, otros docentes y el cansancio por el trabajo
profesional, el ambiente laboral se carga de factores de riesgo que terminan
siendo una fuente de estrés laboral.
CLASES DE
ESTRÉS LABORAL
Y DIFERENCIAS
Según la ocupación del trabajador y ambiente de trabajo, se
establece una clasificación en el estrés laboral. Por ejemplo, el estrés
laboral de responsabilidad y entrega lo sufren los trabajadores de la salud; y
el estrés por relaciones y servicios directos con personas lo sufren los
docentes.
Para algunos autores hay diferencias entre el estrés físico y el
estrés mental; mientras otros combinan sus definiciones y opinan que estas
diferencias derivan o provienen del origen o causa.
LA FATIGA
LABORAL
Y EL
ESTRÉS LABORAL… ¿SON LO MISMO?
Al problema de la fatiga laboral y al estrés laboral, actualmente
no se le da la debida importancia por las autoridades de la salud y mucho menos
por las del trabajo. No fijan su atención, tal vez por desconocimiento de lo
que es.
Los empresarios (dadores de trabajo) aún con su afán de bajar
costos laborales se desviven por reducir salarios, incluso el salario mínimo
vital. Y se pelean… ¡Mama mía! Esto provoca una situación estresante.
Tal vez sea una excepción la Unión Europea (UE) y la Organización
Mundial de la Salud (OMS). En esta excepción no están los organismos gremiales
y/o administrativos del Perú. En el orbe laboral se está tan atrasado, en este
rubro que no se ha llegado a determinar que lo uno es lo mismo que el otro; ni
si es similar; o si lo uno es consecuencia del otro.
Se concluye que la fatiga no es causa, sino efecto o consecuencia.
Del estrés laboral se susurra que no es una enfermedad propiamente
dicha. Y algunos creen que solamente es un síndrome y lo consideran causa de
algunas enfermedades.
Lo que sucede es que cada día aumenta el número de estresados e
igualmente aumentan los “factores de riesgo”.
El estrés laboral causa problemas al trabajador, esencialmente a
la mano de obra femenina, al dador de trabajo, al Estado y en última instancia
a la sociedad.
Se debe adaptar el diseño de los puestos de trabajo adecuadamente
al ámbito de trabajo para que el trabajador realice su actividad con satisfacción.
Recordar que lo que más incentiva la mano de obra del mundo es una buena remuneración que al
trabajador lo haga comprender que su labor está debidamente remunerada. Y a
esto habría que agregar un horario de trabajo que, en lo posible, no le afecte
la vida familiar o le altere el reloj biológico.
También se podría evitar adaptando el trabajo por cuenta ajena a
la persona del trabajador; especialmente a las mujeres trabajadoras por su condición
de MADRES y ¡la misión que han traído al mundo por Dios encomendada!